domingo, 20 de noviembre de 2011

GENTE EXTRAÑA: AUGUSTO Z (Parte 4)

   —¿Cómo andás, Augusto?
   Expresión de agotamiento. Más segundos de silencio que de costumbre.
   —Cansado… Muy cansado…
   —…
   —Estos hijos de puta me están matando. No entiendo cómo puede haber gente tan mierda. Hay que tener ganas de joder al otro… Este fin de semana, casi trescientos… El que más manda es el de mi cuñada. Y son más jodidos de sacar. Se prenden como lampreas, los hijos de puta…
   —…
  —Y la pendeja la tiene con Juan… Veintisiete bichos en el chakra púbico —Se rió sin ganas—. Si no se la pone a ella, no quiere que se la ponga a nadie…
  —Viejo… —dijo Juan, sin cambiar de postura. Brazos cruzados, piernas cruzadas, apoyado en el marco de la puerta de la cocina. La mirada fija en el piso.
   Nos quedamos en silencio. Augusto me pasó un mate.
   —El sábado me tuvieron hasta las dos. No sabés cómo terminé… Tuve que salir a dar unas vueltas con el auto para desenchufarme porque estaba como loco.
   —Viejo… —repitió Juan. Esta vez enfrentaba a su padre con la mirada.
   Los cuatro ojos azules se clavaron unos en otros. Casi se podía ver la electricidad atravesando el aire. Aprecié el parecido entre padre e hijo. Los rostros angulosos, de nariz aguileña. Tallados en piedra. La tensión se mantuvo por un momento.
   —Con Guillermo ya hay confianza —dijo Augusto finalmente—. Se lo puedo contar. Y tiene que saberlo: tiene que saber lo jodidas que pueden ser estas cosas.
   Juan se fue y se encerró en su habitación.
   —Él cree que es joda… Porque no vivió lo que yo viví… No es joda esto. Estamos tratando con gente pesada, con gente que sabe lo que hace. El de mi cuñada. El de la pendeja es un improvisado.
   Le devolví el mate. Lo dejó a un costado.
  —A las dos de la mañana… Si me pagaran por el trabajo que hice, podría dejar la plomería. Salí a dar unas vueltas con el auto, para despejarme un poco antes de dormir. Anduve por las calles de adentro, yendo y viniendo. Hasta que llegué a San Martín. «Vamos a pasear un poco por el río», me dije. «Debe estar lindo de noche. Se nota menos la basura.»
   No supe si reírme. Después de mirarlo a los ojos, decidí que no.
   —Estacioné el auto y me quedé ahí, tratando de relajarme. Contemplar el horizonte hace bien. Aclara la mente.
   Asentí en silencio.
  —Pero mi mente estaba todo menos clara. Tenía la cabeza como si hubiese estado todo el día con el auto en el centro. «Voy a estirar un poco las piernas», dije. «A tomar un poco de aire.» Y me bajé del auto.
   —…
   —«Voy a estirar un poco las piernas.» ¿Fui realmente yo el que lo dije?
   —…
  —El infierno que estoy viviendo no se lo deseo a nadie. Ni al hijo de puta que me los manda.
   —…
   —Estiré un poco las piernas. Tomé un poco de aire. Me fumé un pucho. Y me sentía cada vez peor. Atrapado. Sin salida. ¿Cuánto tiempo iba a seguir con esto? No tengo una solución definitiva… Saco los bichos, los vuelve a mandar. Así podemos estar hasta que uno de los dos se muera. ¿Qué sentido tiene vivir así? Abrí la puerta del auto y saqué la pistola de la guantera.
   Lo volví a mirar a los ojos. No le pude sostener la mirada.
   —Y me metí en el río. Con el agua hasta el pecho. Y me puse el arma en la boca.
   —…
   —Y de repente, como un chispazo, una luz. Una idea. No sé si tuvo algo que ver mi espíritu guía o si fue solamente un rapto de lucidez. Pero me di cuenta. De repente lo vi con claridad. Ese no era yo. Yo jamás haría una cosa así. ¿Y dejar a mi familia sola, desprotegida? Si con todo lo que me ha pasado en la vida, jamás se me ha cruzado la idea por la cabeza… Ahí había alguien más.
   —…
  —Entonces salí del agua. Volví al coche. Esta semana tengo que cambiar el tapizado. Quedó con un olor a mierda terrible… Se lo tendría que cobrar a ese hijo de puta… Volví al coche. Me sentía mareado, como con la presión baja. Veía todo oscuro. Guardé la pistola en la guantera y saqué el péndulo. Y le pregunté a mi espíritu guía. ¿Tengo algo encima? Y sí, tenía. No uno. Siete. Todos en el chakra de la frente. Por eso veía todo negro. Mental y visualmente.
   —…
  —No, si esto no es joda… Hay que tener cuidado con estas cosas…  ¿Cuántos tipos escuchás que se pegan un tiro y la gente se pregunta por qué, si estaba lo más bien?…
   —…
   —Me costó muchísimo sacarlos. Sin asistencia no hubiese podido. Pero así y todo es muy jodido quitárselos a uno mismo. Y más de ahí, del chakra de la frente, teniendo la mente obnubilada. Porque el laburo lo hacen ellos, uno sólo es el canal; pero si el canal no está limpio…
   —…
   —No, si tuve un fin de semana de maravilla… Una fiesta… Pero el salón de baile era mi cabeza.

9 comentarios:

  1. pobre tipo...
    no se que pensar, me parece que se estaba obsesionando mucho con el tema.
    pobre tipo...

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  2. Guille, otra vez un placer pasar por acá. Quiero saber cómo hizo para sacárselos del chakra a los siete. Quiero saber, por las dudas. Te contó Augusto o Juan algo de esto? Se está poniendo más literaria la narración y me gusta mucho el ritmo que tiene... nos deja con las ganas. Un saludo.

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  3. Ídem al comentario de LuLú. Siempre me llamó la atención todo este tema, pero nunca me puse a investigar. No por miedo, y mucho menos por prejuicio, sino por advertencias de mi mamá. No le gustaría que me pasen cosas como las que le tocó vivir a Augusto.

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  4. yo también me pregunto qué es lo que espero ...
    Ah, y muy curioso el sueño :D

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  5. Eh...Me dan ganas de ayudar al pobre Augusto con una cachetada para que despierte y reaccione. ( Aunque es un tema delicado que desconozco. No a la violencia)

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  6. Ay sí, a mi también me dan ganas de corerr a ayudar a Augusto! Guillermo, la próxima, una buena para el tipo, te lo pido por favor!!

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  7. Me perdi de algo? De donde salio lo de beber?

    Si, flaco, cuando me saque toda la mierda que tengo encima voy a seguir con el blog y reinara la felicidad y el amor.

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  8. Karina: Sí, se estaba obsesionando un poquito mucho.

    LuLú: Y un placer para mí que vos pases de visita.
    Augusto sacaba los bajos astrales visualizando un torbellino de luz que giraba a toda velocidad alrededor de la persona en cuestión para luego salir disparado hacia el cielo arrastrando consigo a todas las entidades. Todo esto con asistencia de su espíritu guía.
    Agendalo, por las dudas.
    Gracias por los elogios, LuLú.
    Abrazo.

    Gabba: Ante todo, gracias por por el ídem.
    La cosa es investigar con un pie firmemente anclado en la tierra, Gabba.
    Y sin un revólver cerca, por las dudas.
    Abrazo y gracias por pasar.
    Un gusto siempre verte por aquí.

    Cherrie: El primero que encuentre la respuesta (vos o yo) te la dice. ¿Trato hecho?
    Abrazo.
    Te mando un conejo.
    Cuidalo como a un hijo.

    Lunática: Antes de darle una cachetada a Augusto, fijate que no tenga el arma a mano.

    Ariadna: Augusto es un personaje real, así que su destino no está en mis manos.
    Lo siento.

    Boris: Bebes deformes, me dijiste.
    Yo te dije "yo no bebo", etc.
    Sacate la mierda pronto.
    ¿Te caíste dentro de una letrina?
    Resucita tu blog y que venga a nosotros el reino de la felicidad y el amor.

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  9. Uh...¿el arma a mano? Debería haber visto primero esto y después comentar la siguiente parte de la historia!!!

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