En el año 98 , mi hermana Silvana fue de paseo al río con una amiga y conoció a Ulises M, uno de los hijos de Graciela M. Poco tiempo después, Ulises M y mi hermana eran novios.
Silvana tenía catorce años; Ulises M, veintitrés. Su ocupación —el asalto a mano armada y el robo nocturno de comercios— no le generaba demasiados ingresos; pero tampoco tenía muchos gastos porque vivía en una casa tomada, en San Martín, junto con varios compañeros de laburo y sus respectivas familias.
Luego de varios enfrentamientos fuertes con mi vieja, Silvana terminó yéndose a vivir con Ulises M a esa casa. Todos los sábados, cuando yo salía del trabajo, la iba a visitar. A veces nos quedábamos ahí, en la habitación en la que Ulises M solía encerrar a mi hermana durante su ausencia, con la excusa de que quería protegerla de sus compañeros de vivienda.
Otras veces, íbamos a tomar mate al departamento de Graciela M, que quedaba a tres cuadras. Así la conocí a ella, al resto de la familia, a la manada de gatos y a Cachilo, el perro que vivía atado a la pata de la mesa.
En la habitación libre de animales, vivían hacinadas cinco personas: Graciela M, tres de sus hijos (Claudio G, Pamela B y Roxana M —que no había sido reconocida por su padre y llevaba el apellido de la madre, como Ulises M—) y Jennifer N, de cuatro añitos, hija de Roxana M y de uno de los muchachos que vivían en la casa tomada.
A todos ellos los conocí el mismo día, una vez que Ulises M nos llevó de paseo en su Taunus al puerto de frutos, en Tigre.
Es una de las tantas fotos que tengo en mi cabeza: los ocho dentro del auto, amontonados como los seres humanos en el cuarto libre de gatos. Un encuentro fortuito entre uno de los suyos y uno de los nuestros nos había mezclado y ahora nuestros destinos estaban ligados. Con el tiempo, nos combinaríamos de varias de las formas posibles: Ulises M golpeando a mi padrastro. Claudio G enamorado de mi hermana y uno de los mejores amigos que he tenido. Yo enamorado de Roxana M, pero acostándome con su madre.
Todavía no ha sucedido nada de eso. El auto está suspendido en el aire. Ulises conduce sin mirar el camino, el pelo revuelto por el viento, la camisa abierta. La nena juega sobre el regazo de Roxana. Claudio aún es flaquito y está gritando algo. Graciela me clava la mirada en la nuca. Nos reímos. El sol que entra por las ventanas nos empapa las caras.
Hola!! gracias por el saludo, feliz año! a ponerle pilas. Beso =)
ResponderEliminarmuy bueno el relato. Bastante pintoresca la situación,me imagino a todos en el auto y las diferentes proyecciones y/o enredos. Saludos Guillermo
ResponderEliminarAh, me olvidaba: GRAN pelicula Eyes Wide Shut. Fue la preferida de Kubrick.
ResponderEliminarMe mareo con tantos nombres, sos como García Márquez.
ResponderEliminarAbrazotón.
buenas, buenas, buenas....
ResponderEliminarPermisooooooooooooooo
como anda Don Guillermo??
Que buen relato!!! es verdad que cuando dos personas se unen en amor (?) dos mundos extraños se juntan. Siempre pasa eso, no descubro nada nuevo pero, que loco ese viaje al Tigre!. Me sigue poniendo de mal humor Graciela M, como que se ubique en la palmera la veterana no?.
Pobre Cachilo me lo trajiste a la memoria...por eso me cae mal, Grace, si por eso...creo.
nah son puras patrañas, jaja me pareció una historia graciosa nomás. Y lo tuyo? Total o parcialmente verdad? o mentiritas?
ResponderEliminarSole LC: A ponerle pilas.
ResponderEliminarBesazo.
Juan Pérez: ¡Gracias! Me alegro de que te haya gustado. Ya volveré a hablar de esta gente.
Abrazo y gracias por pasar.
Sole LC II: A mí también me gustó mucho Eyes Wide Shut. ¿Fue la preferida de Kubrick, entre las que él mismo filmó?
Abrazo y gracias por pasar.
Panqueca: ¡Pero!... ¡¿Después de tantísimo tiempo volvés a pasar y solo es para quejarte, pendeja?!
¡Y me comparás con García Márquez! ¡No me gusta García Márquez! ¡Sabelo!
¡Si te parecen muchos nombres, anotatelos para no perderte!
¡Y si te mareás, no es por los nombres, será porque sos una borracha!
Decí que te quiero, pibita, que si no...
Abrazo enorme y gracias por pasar.
Karina: ¡Hola! ¡Tanto tiempo!
Sí, cuando dos personas se unen, dos mundos extraños se juntan. Pero en este caso, el otro mundo en cuestión era particularmente extraño. Y el mío supongo que también. Jajaja...
Ya voy a contar más cosas sobre Graciela M y sobre Cachilo.
Te mando un abrazote, Kari.
Gracias por pasar.
El pato Bonavides: Me gustó mucho tu historia. ¡Al final te fuiste al carajo!
¿Lo mío? Sólo la verdad y nada más que la verdad. Lo único que hago es darle forma literaria.
Con "mentiritas" me hacés acordar a tu post de Romina Yan y a Chiquititas.
"¡No me digas mentiritas porque dueeleeen!"
Abrazo y gracias por pasar.
Me alegro de que tu blog se haya despertado.
Estimados: Soy Eusebio. Eusebio Q. Este apartado imprimió tristeza en mis facciones. Acerca, digo, de los juegos morbosos que obsequia el secreto, en relación a la acción que emprendemos, con el único fin de concretar dicho secreto. Este muchacho que describe la escena, acostándose con la madre de quien entibia su alma, con el único fin de obtener algo de Mariana M (errando por demás, imagino). Claudio G considerando ideas absurdas, dada la relación de Ulises M con la dama en cuestión. Todos girando en torno de lo que no tuvieron, ni habrán de tener (a juzgar por la observación final del autor). ¿No son mayores los costos de acercarse erradamente, que las nulas consecuencias de descartar opciones alternativas? ¿Seguirá pensando el autor en Mariana M? ¿Seguirá dibujandose alguna opción posible en la mente de Claudio G? ¿Seguirá creyendo la madre de Mariana M en la veracidad de los sucesos con el autor, dado que según me suena por lo narrado, no fue lo buscado? Por Dios. No quisiera conocer a este gente. Saludos a todos.
ResponderEliminar¡Hola, Eusebio Q! Soy Guillermo A.
ResponderEliminarEl autor sigue pensando en Mariana M, claro. Pero no siente por ella lo mismo que antes. Piensa en ella y la recuerda con afecto.
¡Saludos!