martes, 13 de mayo de 2014

DIOS CELEBRA UNA DECAPITACIÓN MASIVA

Segundo Libro de los Reyes, capítulo 3 al 10.


Joram, sucesor de Ocozías, también hizo lo que era malo a los ojos de Jehová. Por eso, durante su reinado, Jehová permitió que los sirios sitiaran Israel por tanto tiempo que el hambre empujó a alguna gente a comerse a sus hijos. (1)

A los doce años de su reinado, Jehová decidió reemplazarlo por Jehú, capitán del ejército de Israel. A tal fin, mandó al profeta Eliseo a ungir a Jehú como rey y a ordenarle que matara a Joram y a toda la casa de Acab, su padre. (2)

Ni lento ni perezoso, Jehú montó en su carro de guerra y partió con sus hombres a Jezreel, al encuentro de Joram y de su madre Jezabel. Mató a ambos —y al rey de Judá, que estaba de visita y que también hacía lo que era malo a los ojos de Jehová (3) — y tomó la ciudad.

Luego escribió cartas y las envió a Samaria, capital de Israel, a los principales de la ciudad y a los tutores de los setenta hijos de Acab que vivían allí, diciendo: Escoged al mejor de los hijos de vuestro señor y ponedle en el trono, y pelead por la casa de vuestro señor.

Mas ellos tuvieron grandísimo temor, y dijeron: He aquí que dos reyes no han podido hacerle frente, ¿cómo, pues, podremos resistirle nosotros?

Por lo cual, enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos y haremos todo lo que mandares. No elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te pareciere.

Él, entonces, escribió por segunda vez, diciendo: Si sois míos y a mi voz seréis obedientes, tomad las cabezas de los hijos de vuestro señor y venid a mí, como a estas horas el día de mañana. (4)

Y así se hizo: los setenta hijos de Acab fueron decapitados y sus cabezas se enviaron a Jezreel dentro de canastos. Jehú las recibió y mandó que se las pusiera en dos montones a la entrada de la ciudad. (5) Finalmente, mató a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel y en Samaria. (6)

Entonces, Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has obrado bien en hacer lo que es recto a mis ojos para con la casa de Acab, conforme a todo lo que tenía en mi corazón, hijos tuyos hasta la cuarta generación se sentarán en tu lugar sobre el trono de Israel. (7)


(1) 2° Reyes 6:24-29. Ya hemos visto aquí y aquí que Jehová había amenazado a los hebreos con hacerles comer a sus hijos si le desobedecían.
(2) 2° Reyes 9:6-8
(3) 2° Reyes 8:25-27
(4) 2° Reyes 10:6
(5) 2° Reyes 10:7, 8
(6) 2° Reyes 10:11, 17
(7) 2° Reyes 10:30