La cosa es así: la rata enjaulada, claro. Mientras no la jodan, se queda quieta, tranquila. Se queda en el lugar, más bien. Quieta y tranquila no parece. Mueve las manos y la boca constantemente, como si comiera algo que no hay. Tal vez sea un tic, o un trastorno obsesivo compulsivo.
Así, hasta que algo la saca de su inquieta quietud. Un chorro de aire que la golpea. La situación se torna incómoda, insostenible. La presión del aire la obliga a cambiar de posición.
Dos opciones: izquierda o derecha.
No es la primera rata, tampoco la última. El dilema siempre es el mismo, la solución varía. Lo que le toca a cada rata, lo deciden los de arriba.
Veamos su caso en particular.
Izquierda: compuerta abierta.
Símbolo: triángulo.
En su interior, comida: premio.
Derecha: compuerta cerrada.
Símbolo: círculo.
La rata se estrella y termina considerablemente golpeada: castigo.
La experiencia se repite varias veces, hasta que la rata relaciona los símbolos con los resultados. Pero una vez que se acostumbra, intercambian los símbolos para volverla loca. O cierran ambas compuertas para que, elija el símbolo que elija, siempre reciba el castigo.
¿Castigo por qué? No sé. Por confiar en los símbolos, por ser un animal de costumbres, por querer comer y no ser golpeada, por haber nacido rata.
En el horóscopo chino, soy caballo. Sin embargo, mierda que me siento identificado.
los conductistas, es sabido, en el fondo estan relocos...
ResponderEliminar¡Ricardo! Bienvenido.
ResponderEliminar