domingo, 6 de noviembre de 2011

GENTE EXTRAÑA: AUGUSTO Z (Parte 2)

   Días después de la charla que habíamos tenido con el mamarracho de Germán P, Juan Z me contó que su padre, Augusto Z, estaba yendo a un centro de estudios metafísicos del cuál no daré el nombre —suficientes problemas he tenido con otras organizaciones por información expuesta en este blog—, a hacer un curso de bioenergía asistida.
   Me dijo que se animaba a contarme esto porque veía la apertura que tenía hacia la cuestión. Y que había hablado con el padre y él estaba de acuerdo en conversar del asunto conmigo.
   A Juan Z todo esto no le cerraba. Era más bien escéptico al tema y estaba viviendo toda la movida con desconfianza.
    —El otro día que no los dejé entrar a casa y les dije que fuéramos a dar una vuelta por ahí, fue porque había venido una mina de (nombre del centro de estudios metafísicos) a hacer una limpieza. A mí me pareció una pelotudez. La mina iba de un lado al otro con un péndulo y haciendo movimientos raros con el cuerpo.
   El caso de Augusto Z era particular. Había pasado de ser ateo y de un escepticismo absoluto a abrirse paulatinamente, y luego demasiado, a estas creencias esotéricas. De a poco, terminó obsesionado, explicando todo a través de la misma fórmula. Hay muchos casos de este tipo, de cambios a lo diametralmente opuesto en las creencias. Es lo que, en su libro La conspiración de Acuario, Marilyn Ferguson llama cambio pendular: el abandono de un sistema cerrado, considerado como cierto, sustituyéndolo por otro al que se aferra con la misma fuerza.
  Augusto Z también había sido muy cambiante en sus ocupaciones. Primero había sido policía, luego había trabajado en transporte escolar de chicos con síndrome de down. Para la época de este relato, era plomero.
   La vida de esta familia había sido dura. Problemas económicos y de salud. El padre de Augusto Z —el abuelo de Juan Z—, que vivía con ellos, había muerto de cáncer. Desahuciado por los médicos, fue cortésmente invitado a liberar la cama que ocupaba en el hospital para que fuera aprovechada por alguien con mayor esperanza de vida. Pasó sus últimos días, que fueron largos y de mucho padecimiento, en la casa, siendo asistido por toda la familia.
  Juan Z había tenido problemas de salud desde pequeño. Anemia, frecuentes accesos de fiebre y un problema respiratorio que le hacía toser y escupir sangre.
   La gota que rebalsó el vaso fue la muerte de la criatura que Silvia Z —hija de Augusto Z— había llevado en su vientre durante nueve meses. Falleció a los pocos días de nacer. Hidrocefalia o algo así. Dicen que el rostro del bebé estaba verde.
   Augusto Z, entonces ateo y escéptico absoluto, comenzó a preguntarse por qué tenía tanta mala suerte, por qué su familia sufría tantas desgracias.
   Alguien le sugirió que fuera a una tarotista. Augusto Z accedió y fue en compañía de su mujer, Emilia L.
  La tarotista la pegó en algo referido al pasado de la familia. El escepticismo de Augusto Z comenzó a ablandarse.
   —Alguien les hizo un trabajo —dijo después—. Una mujer… Rubia… Gordita… De pelo lacio…
  ¡La descripción coincidía con la cuñada de Augusto Z, con quien la familia estaba peleada desde hace años! 
   Y con las características de millones de mujeres más, claro. Que levante la mano el que no conozca a una gordita rubia de pelo lacio.
   —¡Mirta! —exclamaron Augusto Z y Emilia L al unísono.
   Y así, Augusto Z comenzó a transitar su camino hacia la fe.

7 comentarios:

  1. Yo no conozco a una gordita rubia de pelo lacio...
    ...
    ...
    ...
    ...
    ... ah, sí, conozco, pero es más buena que lassie.

    Besos.

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  2. ¿Existirá la parte 3 ? ( A ver... eh...el péndulo dice que ... sí )

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  3. Ya va, banca unos dias, loca.
    Y en los ratos libres me relajo viendo fotos de bebes con hidrocefalia. Ah, esto es vida.

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  4. LA NECESIDAD DE CREER EN ALGO. Es más fuerte que uno. Todo debe tener sentido, el paso del ser humano por el cosmos debe tener un por qué, por más efímero que sea.
    Perdón, acabo de ver la última peli de Von Trier y se me pegó cierta Melancolía (je!). Buscala. Bah, mejor mirá este trailer:
    http://www.youtube.com/watch?v=wzD0U841LRM

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  5. Me gusta juntarme con gente que cree en cosas en las que yo no creería nunca. La madre de un amigo me contó que estaba yendo a algo llamado "escuela metafísica pitagórica" (el nombre es muy gracioso), mi amigo por su parte es un cristiano conservador de ultra derecha que siempre pensó que yo era comunista porque piensa por compartimientos y me tenía que meter en algún lado. Mi viejo es un ex-comunista que se volvió burgués y piensa que yo soy un facho porque el suyo también ha de ser un sistema cerrado.... El punto es que 'sentido' no quiere decir verdad acabada, definitiva... El error consiste en pensar que no estamos equivocados. Siempre.


    Y la tercera parte???

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  6. Gabriela: Guarda con las gorditas rubias de pelo lacio.
    Uno/a nunca sabe/a...
    Besos.

    Lunática: Tu péndulo funciona bien: existe una tercera parte. Y una cuarta, y una quinta y una sexta. Este estaba tan loco que no lo pude resumir más que eso.

    Ariadna: Musiquita de los expedientes X.

    Boris: No le digas a tus padres que yo te hablé de la hidrocefalia. No quiero tener problemas con la ley.

    Gabba: Ya miré el trailer que me mandaste. Me quedé con ganas de ver la película. Supongo que pronto se estrenará en cine, ¿no?
    Todo un tema el de la necesidad de creer en algo, de darle un sentido a todo esto.
    Pero también hay gente que está trastornada y gente que no.
    Abrazo y gracias por pasar.

    Mateo: Yo no diría que estamos equivocados siempre. Pero sí que siempre hay que dudar. Creo que es lo que conviene. No un descreimiento absoluto, pero sí un cuestionar constante. Que es lo que lleva al crecimiento. Que es lo que hace que hayan existido y existan los descubrimientos científicos.
    Hay que vivir con curiosidad constante. Con curiosidad de la grande.
    "Escuela Metafísica Pitagórica". Guau... ¿Quiénes serán?
    La tercera parte ya está disponible y ya la leíste.
    Abrazo y gracias por pasar.

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