domingo, 5 de febrero de 2012

PALABRA DE DIOS: ABRAM

     Génesis, capítulo 11 al 16.

   Noé engendró a Sem, que engendró a Arfaxad, que engendró a Selah, y así por varias generaciones hasta llegar a Abram.
   Abram era bueno a los ojos de Dios. Por eso, Dios lo eligió como padre de su pueblo.
  Vete de tu tierra, y del lugar de tu nacimiento, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré, le dijo un día. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre.
  Partió, pues, Abram de su tierra, junto con Sarai —su mujer— y su sobrino Lot. Y estuvieron andando hacia el lugar que Dios había indicado hasta que una hambruna asoló la tierra y los obligó a parar un tiempo en Egipto, porque ahí había algo de morfi.
   Sarai, la mujer de Abram, estaba muy buena. Abram tenía miedo de que los egipcios lo mataran para garchársela. Habló, entonces, con ella antes de entrar a Egipto y le pidió que se hiciera pasar por su hermana. (1)
  Efectivamente, cuando entraron a Egipto, todos los hombres se la querían empomar. Y el que se la terminó empomando fue el faraón. Tan contento estaba con la mina que le regaló un montón de rebaños y de esclavos a Abram.
   Pero Dios se enfureció por esto y envió grandes plagas al faraón y a su familia. Ojo que estas no son las famosas diez plagas de Egipto. Esas vienen después, en la parte de Moisés.
   Cuestión que el faraón lo llamó a Abram y le dijo:
   —¿Qué me hacés, boludo? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer? Si hubiera sabido, no me la empomaba. Ahí la tenés. Agarrala y mandate a mudar, haceme el favor. (2)
   Y Abram partió de Egipto, junto con Sarai, Lot, y todos los esclavos y rebaños que había conseguido gracias al sudor de su mujer.
   Acá apretamos el botón de avance rápido. La caravana sigue marchando. Los rebaños se multiplican. Dios había dicho henchid la tierra —Dios, cómo me gusta decir henchid— y los animales no paran de garchar. Llega un momento en que son tantos las vacas, asnos y camellos que tiene Abram por su lado y Lot por el suyo que ya es dificultoso andar todos juntos. Y dos por tres los pastores de uno y los pastores del otro se pelean —imaginen todo esto a velocidad rápida y con la musiquita de Benny Hill—. De modo que Abram y Lot deciden dividirse y henchir la tierra cada uno por su lado. Así es como Lot termina en Sodoma. Ya vamos a volver con él.
   Después, Dios vuelve a prometerle tierras a Abram, reiterativo como es su estilo. Y le promete abundante descendencia. Abro paréntesis. El tema de la descendencia es muy importante a lo largo de la Biblia. Tener abundante simiente es una de las mejores promesas que puede hacerle Dios a los sucesivos personajes de este extenso relato formado de relatos. El pueblo hebreo, al igual que muchos otros de la época, estaba en pleno período de expansión. Y para expandirse, para ocupar tierras, se necesita gente. Por este lado, me parece a mí, viene el fuerte repudio que encontramos en la Biblia a la homosexualidad: los homosexuales no procrean. Me explayaré sobre esto cuando lleguemos a Levítico. Cierro paréntesis.
  Seguimos en avance rápido. Hay una guerra. No nos importa. Salteemos esta parte.
   Volvemos al avance normal.
   Había pasado el tiempo y Abram no había tenido hijos. Sarai, su mujer, era estéril. Abram reprochó esto a Dios. Dios repitió su promesa.
   Mira hacia los cielos y cuenta las estrellas, si las puedes contar, le dijo. ¡Así será tu simiente! (3)
   Pero no había caso, Abram dale que dale, tratando de henchir —perdón, lectores, no puedo evitarlo— y nada: Sarai seguía tan estéril como siempre.
   Sarai tenía una esclava egipcia llamada Agar —seguramente, regalo del faraón—. Viendo que la cosa no iba ni para atrás ni para adelante —o que iba para atrás y para adelante, pero sin el resultado esperado—, rogó a Abram  que  se  garchara  a  la  esclava,  para  tener  los  hijos  por medio de  ella. (4) Porque esa era una costumbre de la época: como la esclava le pertenecía, los hijos que ella tuviera con su marido también serían de Sarai.
  Escuchando el ruego de su mujer, Abram se garchó a Agar. Y Agar quedó embarazada. Pero cuando quedó embarazada, se re agrandó y despreció a su señora por ser estéril. La otra se re calentó y se fue a quejar a su marido.
  —Tu sierva está en tu mano —dijo Abram—. Hacé con ella lo que quieras.
   Lo que quería Sarai era fajarla. Y eso es lo que hizo.
  Agar, embarazada como estaba, huyó al desierto. En el desierto, la interceptó un ángel.
   —Agar, sierva de Sarai —le dijo—, ¿de dónde vienes? ¿y adónde vas?
   —De la presencia de Sarai, mi señora, voy huyendo —dijo ella.
   —Vuelve a tu señora —dijo el ángel—, y humíllate ante ella. (5)
   Pero también prometió Jehová a través del ángel:
   —Multiplicaré de tal manera tu simiente, que no podrá ser contada a causa de su muchedumbre.
   Porque Dios bendice a quien se humilla, como volveremos a ver, más adelante, en la historia de Job.
   Eso bastó para convencer a Agar de que volviera. Y Agar parió y llamó a su hijo Ismael, que significa Dios oirá, porque Jehová había oído su aflicción.


      (1) Génesis 12:11-13
      (2) Génesis 12:18, 19
      (3) Génesis 15:3-5
      (4) Génesis 16:2
      (5) Génesis 16:9

8 comentarios:

  1. Hola, estuve leyendo la novela en tu blog, y me re colgué. Me gusta un montón, pero me resulta muy incómodo leerla así. ¿Podés y querés mandarmela como un archivo?
    Saludos
    Ingrid

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  2. En la secundaria tenían el hábito de hacernos leer en voz alta. Qué se yo, cosas de la pedagogía o algo así. A Hermana siempre le molestó particularmente esa tarea. Cada vez que la obligaban a leer fragmentos del material de estudio para toda la clase, iba pasando las oraciones y párrafos que consideraba accesorios al sonido desarticulado de 'lalalalala' y sólo pronunciaba las frases útiles.

    Acá hay mucho lalalala, me hizo acordar.

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  3. Y el Génesis está henchido de partes donde la matriarca hebrea es poseída por un faraón a cambio de comida y ganado, pero siempre el faraon cree que es la hermana del patriarca. Habrá que henchirse de historia para entender esta parte. Yo estoy henchido de confusión.

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  4. ¡Buenísimo! Mandámela a in_mueller@hotmail.com
    Después de que la lea te doy mi opinión. Humildísima opinión, claro etá.
    Pd: ¿De dónde sos?

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  5. Te voy a decir la verdad, no leí este post, vine a contestarte :
    El auto fantástico era divertido -.-
    Si esta buena la película, http://www.youtube.com/watch?v=9KqJXgfNUvQ
    Si, esa sonrisa de vez en cuando aparece, solo tenes que salir a afuera ( y adentro no va a ser) y mirar.
    La segunda vez que me pasó eso fue más feo porque sentía que no podía respirar.
    Tengo 18 !

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  6. Café: ¡En la Biblia hay mucho lalalala!
    ¡Por eso, cada tanto, yo aprieto el botón de avance rápido!
    Abrazo grande y gracias por pasar.

    Señor Potoca: ¿Qué harías vos si hubieses estado en las sandalias del patriarca?

    Sinsemilia: ¡El auto fantástico era re aburriiidooooo!
    Tomo tu recomendación. Si algún día puedo, veré la película.
    Abrazo, muchacha.
    Gracias por pasar.

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  7. Henchid este Génesis, pues!!
    Las citas textuales me pueden, me hacen demasiada gracia!

    Como siempre, espero ansiosa el resto de estas historias tan verdaderas!!!
    Sludos!!

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  8. ¿Verdaderas?
    No más que El Señor de los Anillos, Ariadna...

    ¡Me alegra que te gusten estas entradas!
    Es un gusto siempre leerte.
    Abrazo y gracias por pasar.

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