martes, 20 de marzo de 2012

SEÑORA DE LAS CINCO DÉCADAS… Y MEDIA

Todos los sábados, a la salida del laburo, iba a visitar a mi hermana Silvana a la casa tomada en la que vivía con Ulises M. Por lo general, Ulises no estaba y nosotros nos íbamos a lo de Graciela M a tomar unos mates. Algunas veces, salíamos de paseo con ella, sus hijos y su nieta. Así fui entrando en confianza con la familia.

En uno de esos paseos, en una ocasión en que nos sentamos juntos en un colectivo, terminé hablando con Graciela sobre mis amores frustrados.


¿Cómo terminamos hablando de eso?


No lo recuerdo. Supongo que, simplemente, ella me preguntó si yo tenía novia.


¿Qué hay de raro en eso?


Nada. Una señora, madre de mi cuñado, preguntándome si tengo novia. ¿Cuántas preguntas puede hacerle una señora a un joven de diecinueve años al que recién está conociendo?


¿Qué edad tenés? ¿Estudiás? ¿Trabajás? ¿Tenés novia? ¿Creés en Dios? ¿Le tenés miedo a esto?


Una señora muy jovial y simpática. Macanuda, buena onda. Le respondí que no, que no tenía novia.


Me habrá preguntado por qué.


Le hablé de mi timidez. Había entrado en confianza con la señora. No le hablé de mi fimosis, era un tema sin resolver y aún era mi gran tabú; pero le hablé de mis problemas para relacionarme con las chicas. De mi falta de confianza en mí mismo. De mi dificultad a la hora de interpretar señales en el juego de la seducción. Y utilicé una alegoría que luego sería manoseada, reciclada, reutilizada por ella en muchas ocasiones: un hit remixado una y otra vez. Le dije que para la conquista amorosa yo era un miope esperando el colectivo. Que lo veía de lejos y dudaba. Que cuando reconocía el cartel y levantaba la mano, el colectivo ya se estaba yendo. Que a la distancia me daba cuenta de que, en el pasado, con algunas chicas habíamos tenido onda; pero que mi falta de confianza me había impedido estar seguro de esto en su momento y por eso había desaprovechado oportunidades. Todo esto le contaba a la señora. Faltaba un diván para que fuera una sesión de psicoanálisis. La señora no ejercía, pero era licenciada en psicología.


Hannibal Lecter también.


Es más, entré tanto en confianza con ella que terminé contándole que me gustaba una de sus hijas, Roxana M.


Esto fue cuando Roxana ya se había ido a vivir a Ushuaia huyendo de Walter N, el violento padre de su hija. Para esa época, poco antes o poco después, mi hermana se separa de Ulises y se va a vivir a La Pampa con mis viejos. Y Claudio G se muda de lo de Graciela a lo de su padre, en Martelli. Por todo esto, dejo de frecuentar San Martín. Porque lo que me había ligado hasta aquel entonces con ella, eran sus hijos.


Pasó el tiempo. Un día, en el trabajo, recibí una llamada telefónica.


—Guille, para vos.


—¿Quién es?


—Una señora.


—¿Mi vieja?


—Qué sé yo, boludo… Atendé…


—Hola…


—Hola, ¿Guillermo?


—Sí. ¿Quién habla?


—Graciela. La mamá de Ulises.


—¡Ah, hola!… ¿Cómo andás?


—Bien, bien… ¿Vos?


—Bien…


—Tanto tiempo…


La verdad es que unos meses sin ver a esta señora no me parecían mucho tiempo, pero dije:


—Sí, tanto tiempo…


—Te llamaba porque le escribí una carta a Silvana y te la quería dar para que se la hagas llegar.


—Si querés, te puedo dar la dirección…


Se rió.


—No, prefiero dártela a vos. Y de paso nos tomamos un café y charlamos un rato, ¿te parece?


—¡Dale!


—¿El martes te queda cómodo?


—Sí, dale, juntémonos el martes.


—Y de paso festejamos el día de la primavera.


—¡Claro!


Me reí.

18 comentarios:

  1. Interesante....respecto al post que te decia e intentaba hacerme la misteriosa, bueno nada, brevemente y sin disipar el misterio dire que cuando era una niña ingenua escribi "la melodia de la locura o melodia de la locura" de tematica casi casi casi exacta a tu historia. Aparte que me senti identificada con el protagonista y siempre amé la historia del fantasma de la opera. He dicho brevemente.

    ResponderEliminar
  2. ¿tenés un resaltador a mano?

    "utilicé una alegoría que luego sería manoseada, reciclada, reutilizada por ella en muchas ocasiones"

    recordemos: ¡¡correr!! (rápido y lejos).

    ResponderEliminar
  3. lo de la consulta psicoanalítica en los transportes públicos es evidente que los psicoanalistas no le encontraron la veta todavía, porque la verdad que es un mercado enorme!

    Un abrazo Guillermo, un gusto como siempre leerte

    ResponderEliminar
  4. Todavía no alcancé la 5 década, pero puedo comprender a la señora. Cuando veo algunas chicas del colegio (secundario, de todas formas prohibidas por la ley) siento que yo podría ser su novio. Ellas me ven como a un potencial amigo de su padre. Es una lástima. Gracias a la vida, que me ha dado tanto, a veces ocurren milagros. Apoyo este romance. La señora puede ayudar al joven a perder la timidez y encaminarlo por los caminos de la lujuria. Viva el amor, en todas sus manifestaciones.

    ResponderEliminar
  5. Me surge la curiosidad. Tengo un poco de Luisa Delfino, lo confieso.

    Respecto de esto:

    "pero le hablé de mis problemas para relacionarme con las chicas. De mi falta de confianza en mí mismo. De mi dificultad a la hora de interpretar señales en el juego de la seducción. Y utilicé una alegoría que luego sería manoseada, reciclada, reutilizada por ella en muchas ocasiones: un hit remixado una y otra vez. Le dije que para la conquista amorosa yo era un miope esperando el colectivo. Que lo veía de lejos y dudaba. Que cuando reconocía el cartel y levantaba la mano, el colectivo ya se estaba yendo. Que a la distancia me daba cuenta de que, en el pasado, con algunas chicas habíamos tenido onda; pero que mi falta de confianza me había impedido estar seguro de esto en su momento y por eso había desaprovechado oportunidades"...

    ¿Cómo sigue la cosa Guille?

    ResponderEliminar
  6. no me cae bien la vieja...perdón Doña Graciela, pobre cachilo.

    ResponderEliminar
  7. y en este momento es el que quiero seguir leyendo, volví, ahora se como hacer para que mi blog me haga caso, gracias por pasarte, y bueno se que me extrañabas, y tenías la necesidad de leer algo interesante, ah no esa era yo!

    ResponderEliminar
  8. ah y me cayó bien la señpra Gra ! ajja aunque si lo pienso mucho,,,

    ResponderEliminar
  9. Es raro (aunque la palabra raro no es la que exactamente encuadraría en esta frase, aunque la que más se le acerca) ese momento en que alguien pasa de ser confidente, por más breve que sea ese papel, a ser un conocido más, para el que hay que abrir a machetazos un hueco en la agenda, así más no sea para tomarse un café.
    Y uno se pregunta... ¿tanto cambié? si sigo siendo yo...
    Esa señora escribe cartas de papel... no sé si tenerle miedo... o abrazarla...
    Besos :)

    ResponderEliminar
  10. Los detalles que lei que hablan de Graciela en post anteriores me presentan una imagen desagradable, oscura... en fin.. quiero seguir leyendote.
    Pensaba en que cada uno ha pasado por relaciones enroscadas y luego vistas desde lejos intentamos enterrarlas...

    Besos

    Rami

    ResponderEliminar
  11. "de esta historia no me canso nunca de escucharla" dijo una vez el señor potoca en una cena un sábado de calor , con los oídos abiertos estábamos todos los comensales....

    ResponderEliminar
  12. Esta historia, como dice José Gabriel, no me gusta del todo, pero Guillermo la cuenta tan bien que no me canso de escucharla.
    Esperaré mas capítulos como si fuera la primera vez que la leo.
    ¿Que será peor, Guille? ¿Que se nos escape el colectivo o subirse a uno que nos lleva por un recorrido que no era el esperado? No lo se, es terriblemente frustrante.

    ResponderEliminar
  13. nada peor que tener una amiga psicologa. Vos acordat d lo q t digo jaja un beso!!

    ResponderEliminar
  14. GRACIAS POR PASAR POR MI BLOG.....MAS KE YO.
    AHI SE ME DIÒ POR PASAR.
    KE ALGUIEN LE PEGUE UN SANDIAZO A ARJONA,Y KE KEDE MAS VEGETAL.
    BESOS X TODOS

    ResponderEliminar
  15. tenés o tuviste una cita? (?)
    Un beso!

    ResponderEliminar
  16. Paris_In_Flames: Me alegro de que te resulte interesante.
    ¡Quiero saber de qué se trataba «La melodia de la locura», chica misteriosa!
    He pedido, vehementemente.

    Café: Ok. ¡¡Corramos!!

    Juan Pérez: ¿Ves? Lo de las consultas psicoanalíticas en transportes públicos estaría bueno para los micros de larga distancia averiados de los que hablás en aquel post.
    Un abrazo para vos, Juan. Un gusto como siempre verte por aquí.

    Ale Vela: Sí, la señora ayudó al joven a perder la timidez y le enseñó unas cuantas cosas en la cama.
    ¡Enhorabuena!

    Pao: ¡La cosa está mucho mejor, Luisa! No te digo que a la hora de esperar el colectivo ahora soy un lince, no; pero con el tiempo gané mucha confianza y algo de arrojo. Digo, si me gusta el colectivo, por las dudas levanto la mano. Si no quiere parar, y bueno, mala leche.
    ¡Abrazo, Luisa! ¡Gracias por escucharme!

    Karina: ¿Nunca la perdonarás?

    Sinsemilia: ¡Hola! ¡Me alegro de que te estés comenzando a entender con tu blog, piba! Que sigas escribiendo mucho mucho. ¿Te cayó bien la señora? Bueno, pobre señora. Tampoco la demonicemos...
    ¡Abrazo y gracias por pasar!

    Dana Eva: Sí, es loco (aunque tampoco es esa la palabra) cómo cambian los vínculos. Son raras las relaciones con el otro, los mecanismos que entran en juego. Son raras, a veces intrincadas. Me fascina pensar en ellas, indagar en lo que ocurre subterráneamente.
    Uno sigue siendo yo; pero ciertas cosas en el vínculo y en el yo, cambian.
    Esa señora escribía cartas de papel. En el añooo... 99. Ahora no lo sé.
    Yo hice ambas cosas, aunque no exactamente por las cartas de papel: la abracé y le tuve miedo.
    ¡Besos y gracias por pasar!

    Ramita: Seguiré escribiendo sobre ella, sí.
    Fué una relación enroscada, sí. Pero tuvo también su relevancia más allá de eso. Y me temo que a pesar de, más que gracias a ella.
    Pero bueno, sea como sea, he aquí que lejos estoy de enterrar esta historia. Aquí la traigo, para dejarla grabada sobre la piedra virtual de la red.

    José Gabriel: Cierre los oídos y abra los ojos.

    Señor Potoca: ¡¿Por qué esta historia no te gusta del todo?! ¡¿Ah?!
    Nah, nada tiene por qué ser terriblemente frustrante, salvo dibujar a Batman. Si uno se sube al colectivo equivocado, se baja y punto.

    Sole LC: Hay cosas peores, Sole, hay cosas peores. Que una psicóloga te acose, por ejemplo.
    ¡Beso y gracias por pasar!

    STHEPEN CURE: Arjona morirá, tarde o temprano. La naturaleza es sabia.
    ¡Abrazo y gracias por pasar!

    XO: ¡Es una cita que tuve hace más de doce años! Un poco más y la señora ya está para geriátrico. En realidad, siempre estuvo para internación.
    ¡Beso y gracias por pasar!

    ResponderEliminar
  17. yo tambien soy mama de un ulises jajajajjaa

    ResponderEliminar
  18. Oh, pero estoy seguro de que tu muchachito es mejor tipo que aquel.

    ResponderEliminar