domingo, 16 de junio de 2013

UN POCO DE PREHISTORIA

Una tarde, cuando tenía ocho años, Ulises salió a joder por el barrio de San Martín. Se juntó con un amiguito, habitual compañero de andanzas, y se colaron en un tren. No era la primera vez que lo hacían; pero en esta ocasión, al terminar el recorrido, se subieron a otro. Y luego de este, a otro más. Cuestión que, al caer el sol, terminaron en la provincia de Córdoba.

Allí pasaron una semanita encerrados en un instituto de menores, hasta que la denuncia de que habían desaparecido dos niños en Buenos Aires y la denuncia de que habían aparecido dos niños en Córdoba, finalmente, se encontraron.

Lo que más rememora Ulises de esas vacaciones son las duchas frías a las que lo sometían cuando juzgaban que se portaba mal. Se las aplicaban en un cuarto equipado a tal fin: varias duchas estaban dispuestas de tal modo que no había lugar en el que uno pudiera escapar a ellas. Lo que hoy día se llama ducha escocesa, algunos hoteles alojamiento ofrecen este agradable servicio a sus clientes.

Otra cosa que recuerda es que, en el tren camino a Córdoba, unos señores se pusieron a conversar con ellos y a su amiguito le bajaron los pantalones y lo manosearon. Según me dice, a él no le hicieron nada. Solo toquetearon a su amigo porque era medio bobo y se dejó hacer.

También me cuenta que cuando era chico dormía en un pedazo de colchón. Diminuto, menos de la mitad de lo que había sido el colchón originalmente. A los seis años entraba justo; pero a medida que fue creciendo, el cuerpo le empezó a sobrar por todos lados. Le costaba conciliar y mantener el sueño. Más tarde se quedaba dormido en el colegio. Una maestra le preguntó por qué estaba tan cansado y él le explicó su situación.

A raíz de esto, los directivos de la escuela citaron a Graciela para indagar si lo que decía el chico era verdad.

Esa tarde, Ulises volvió a su casa y encontró a su madre hecha una furia.

—¡¿Qué tenés que andar contando cosas de la casa?! —le increpó, y le pegó con un zapato taco aguja.

El taco se le clavó en la cabeza.

16 comentarios:

  1. Cómo fu tu último encuentro con Ulises?

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  2. Cómo no se va a escapar! Pobre Ulises... Lo digo aunque me caiga mal.

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  3. Dickens se quedó corto con Oliver Twist :p

    Que lindo el videito del Padre Loring... (¿Como llegaste a ver eso? ¿Estás muy arruinado? Jajaja!!!) No sé, pero cuando dijo que la confesión es gratis, me acordé del Padre Grassi...

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  4. Ducha escocesa permanente para toda esa familia, por favor! Lo bueno es que te dejen todas estas historias y tacos aguja en la cabeza, y que vos sepas contarlas de esta manera tan acertada. Beso!

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  5. Mateo: ¡Eh, loco! ¡¿Qué querés?! ¡¿Que te cuente el final de la película?!
    Para eso falta. Vas a tener que aguantar.

    Hugo: =) Si hay miseria, que no se enteren.

    José Gabriel: ¡¿Ah?!
    Nunca hiciste un comentario más raro.

    Lorena: Terminaste apiadándote de Ulises. A veces pasa. Lo que no ha sucedido aún es que alguno de los visitantes de mi blog se apiade de Graciela, a pesar de que he contado cosas de su vida que, a mi modo de ver, la hacen digna de piedad también a ella. Pero por alguna razón somos especialmente duros con las madres.

    Dan: Dickens no vivía en el conurbano bonaerense.
    Al padre Loring llegué de casualidad, haciendo zapping, hace más de diez años. Lo primero que vi de él es eso que te pasé.
    Te paso otro:
    http://www.youtube.com/watch?v=TCXrukVCR24
    Este es cortito. Que lo disfrutes.
    Con Grassi, la confesión es cara: te rompen el culo. :P

    Lunática: ¿Viste cómo duele el taco aguja?
    Espero que hayas aprendido la lección.

    f: ¡Pero cómo andás, vos! ¡Tanto tiempo! ¡Ahora te hacés llamar "f"! Me alegro de verte por aquí de nuevo. Y veo que tenés blog nuevo. En un rato me pego una vuelta por allí.
    ¿Viste cómo duele el taco aguja?

    Lola: ¡Eh, chaboncita! ¡Estás pidiendo represión! ¡¿Qué so, botona, vo?!
    Por suerte a mí no me dejaron ningún taco aguja.
    Las letras son mías, los tacos aguja son ajenos. Y las vaquitas, medio que las compartimos.
    ¡Beso para vos, aunque seas una botona, eeeeh, botoooonaa, eeehh!

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  6. Leí poco sobre Graciela, ni bueno ni malo. Últimamente vos escribís más sobre Ulises, y yo soy una lectora reciente de este blog. Me apiadé de él un poco, pero considero que una vida difícil no justifica todo lo que hacemos después!

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    1. Una vida difícil no justifica las malas acciones, estoy de acuerdo. Pero no soy muy amigo de la palabra justificar. ¿Qué es justificar algo? ¿Validarlo? ¿Considerarlo aceptable? En eso soy pragmático. Ciertas cosas suceden, las juzguemos aceptables o no. Prefiero pensar en términos de comprender por qué suceden. Y con eso, en lo posible, evitar que sucedan. Aunque no sea algo fácil. El mal suele tener raíces profundas. Muchas veces, tras un acto censurable hay toda una historia de violencia familiar y desamor, que puede remontarse a generaciones y generaciones atrás. Censurar es fácil. Comprender requiere más trabajo, pero creo que el camino es por ahí.
      Gracias por pasar.
      ¡Siempre es un gusto leerte, Lorena!

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    2. Entiendo "justificar" como "explicar", pero el significado del diccionario es el que vos decís, el de dar las razones que justifican algo, definición tautológica si las hay (tengo que visitar el diccionario más seguido). Para mí todo se puede explicar, pero no todo se puede comprender. Si vos podés, avanti!
      El mal tiene raíces profundas, pero esas raíces no son desencadenantes, como tampoco los genes.
      La palabra "censura" no me gusta, y no entiendo bien porque la usas, supongo que se te escapó. No censuro, opino y admito que mi opinión puede estar equivocada. Digamos que al opinar buscó justamente lo contrario.
      Saludos!

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  7. mira, no entendi casi nada pero eeehhh. me alegra que te guste. escribir no es algo que disfrute siempre y los blogs son medio una paja asi que por eso no actualizo, pero a veces pinta. me gusto eso de terminar en cordoba.

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    1. Bueno, siempre es un gusto leerte.
      ¡Abrazo grande y gracias por pasar!

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  8. "A veces una madre no es ni buena ni mala. A veces no sabe qué hacer con sus hijos. Simplemente es." -Françoise Doltó

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    1. Totalmente de acuerdo con Doltó.
      Bienvenida, Marla.
      Saludos y gracias por pasar.

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