domingo, 2 de febrero de 2014

REPULSIÓN

Fecha: Lun, 05 Dic 2007 10:16
De: veronicabellyd@hotmail.com
A: claudiog@yahoo.com.ar
Asunto: Empanada


Podía aceptar al nuevo Claudio, al que me dedicaba menos tiempo. Pero no puedo aceptar al Claudio que tiene cambios bruscos de ánimo y me agrede (y encima delante de la gente).

Perdoná si herí tus sentimientos con respecto a tu amigo. La verdad es que nunca me cayó muy bien. Me parece muy vago. Pasear perros no es un trabajo y no le preocupa progresar, por lo que veo. No entiendo tu amistad con él, ya que vos no sos así. En fin, debe tener otras cosas que comparten. Vos sabrás.

Perdoná que se me haya caído la empanada. Tengo que ser menos torpe.


Entre todas las mujeres que estuvieron con Claudio desde que lo conozco, existió Verónica R. Ni Viviana ni Natalia me caían bien —hubo otras que sí—, pero con Verónica la cosa iba más allá: desde un comienzo sentimos una aversión mutua. La mayoría de ustedes habrán vivido algo así con cierta gente. Lo contrario al amor a primera vista: un flechazo de repulsión instintiva. Un sexto sentido animal nos alerta contra el animal que tenemos enfrente.

Verónica bailaba danza árabe y se había hecho de cierto renombre dentro del ambiente. Era una mujer materialista y boba. Tenía tetas compradas, cara de pájaro y la actitud de una diva.

Frente a ella, Claudio exhibía su faceta más superficial. Y las charlas sobre temas profundos o con cierto contenido intelectual las reservaba para cuando se reunía conmigo. Verónica era muy demandante, exigía estar presente cada vez que Claudio y yo nos encontrábamos. Claudio no sabía poner límites a eso. Cuando nos reuníamos, entonces, ella se quedaba en una habitación contigua leyendo alguna revista o mirando la televisión.

Sin embargo, en una oportunidad nos juntamos sin estar ella presente. Se había quedado en su casa con una amiga. Se hicieron las ocho de la noche y Claudio se ofreció a acercarme con el auto. Como más tarde ellos dos se reunirían, pasamos previamente por lo de Verónica para avisarle.

—Bancame un toque —dijo Claudio, y se bajó del coche.

Entró a la casa. No tuve que esperar más de cinco minutos. Volvió al auto, cerró de un portazo y arrancó a toda velocidad. Su cara se había transfigurado: el ceño fruncido, la boca apretada en una línea blanquecina. Conducía con los puños crispados, las venas le latían en el cuello musculoso. El cambio no me sorprendió sobremanera, que discutiera con Verónica era algo muy habitual. Sólo me extraño que cinco minutos les hubiesen bastado para pelearse.

Recién a mitad del camino rompió el silencio, sin apartar la vista del frente.

—Estaba comiendo empanadas con la amiga. «Llevate una para el viaje», me dijo. «Dame otra para Guillermo», le pedí. Me estaba dando la mía y la caja se le resbaló para un lado, y una empanada se le cayó al piso. «Dale esa», me dijo.

11 comentarios:

  1. "...un flechazo de repulsión instintiva", es tal cual. La cuestión es casi química, como con el amor.

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  2. lo que siempre me pregunto es a hora que no paseas perros y estas con otro empleo y te mantenes. te hubiera dado otra empanada?

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  3. Lo mas simpático es que se disculpe por haberse caido la empanada, no por querer encajarsela al amigo...
    Gente así hay por todos lados, lástima que uno se los tenga que cruzar.

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  4. Pocas cosas son peores que llevarse mal con la novia de un amigo.

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  5. Me causa gracia el correo electrónico que junto a la foto del gato erizado nos prepara para el relato.
    Totalmente de acuerdo con el flechazo repulsivo. ¡Me pasa!! Con el tiempo se descubre el porqué.¡Claramente!
    ¡Saludos, Guille!

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  6. Jajajaj! Me encantaría saber cómo es que ese correo electrónico llegó a tus manos...
    La señorita, una tarada, pero pertenece a una raza de mujeres que suelen ser así, de modo que no nos sorprende (ni a mi ni a ninguna de mis otras personalidades). Tu amigo otro, al menos en esa época, pero me imagino que sentirse repartido entre su novia y su amigo no debió ser fácil.
    Ahora decime, ¿Te comiste la empanada?

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  7. te entiendoooooooooo. repulsión. sí. conozco eso.

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  8. Mateo: Así es.

    José Gabriel: ¿Una segunda empanada del piso?

    Nachox: Sí. Intenta cambiar el eje de la discusión.

    Hugo: ¿Comer empanadas del piso?

    Lunática: ¡Me alegro de que te haya gustado!
    ¡Abrazo y gracias por pasar!

    Gabriela Aguirre: El mail me lo reenvió Claudio, claro. Y a su mail, Claudio lo tituló: "Vero me mando mail. Leelo. Te meas de la risa".
    Jajaja. ¡La empanada nunca llegó hasta mí!

    nele b: Lo lamento.

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  9. Es extenso y antiguo su blog lleno de historias interesantes

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  10. no hago a tiempo a comentar cuando lea un poco mas me voy a extender un poco en los comentarios!

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  11. ¡Me alegro de que guste lo que has leído!
    ¡Abrazo!

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