domingo, 16 de noviembre de 2014

EL PARAÍSO DE LOS DIBUJANTES CHICOS

Llegan libros de Zorro Rojo. Clásicos de la literatura ilustrados por dibujantes de renombre. Muy lindas ediciones.

—Mirá —le digo a Alejandro, tendiéndole uno de Lovecraft ilustrado por Enrique Alcatena—. Este era profesor mío en la escuela de historieta.

—Ah, sí… —dice Alejandro—. Quique Alcatena. Lo conozco. De cuando yo trabajaba en la distribuidora de historietas.

—Mirá vos… —digo—. No sabía que laburabas en una distribuidora de historietas.

—Te estoy hablando de hace veinte años… Si hoy me lo cruzo a Alcatena, no lo reconozco… Un tipo macanudo.

—Sí, un tipo macanudo. En la escuela de historieta los tuve de profesores a él y a Zanotto.

—Zanotto, sí. El de Bárbara. Bueno, de andar por las convenciones yo los conocí a todos. Otro que era macanudo era Solano López.

—Sí… Solano López vino una vez a la escuela a dar una charla, y también lo cruzábamos en las convenciones con los pibes con los que hacíamos una revista. Era un tipo piola.

—Con Alcatena y Solano López tengo una anécdota.

—¿Sí?

—Sí. Resulta que mi sobrino dibuja. Y ya dibujaba en esa época. Siete años tenía. Se la pasaba dibujando y leyendo historietas. Se leía todo. Era un fanático. Y un día pensé en preguntarle a mi hermana si me dejaba llevarlo a Fantabaires, que se hacía por primera vez ese año, para que conociera en persona a algunos de los dibujantes que tanto le gustaban. Pero el pibe me ganó de mano. Un día que vino de visita a casa, me encaró.

»“Tío”, me dijo, “¿no me llevás a Fantabaires?” Porque sabía que yo trabajaba con las historietas.

»“¿Y para qué querés ir a Fantabaires?”, le pregunté.

»“¿Cómo para qué quiero ir?”, me dijo. “Tío… Yo soy un dibujante.”

»“Ah, claro…”, dije yo. “Te entiendo. Vos querés ir a ver a los colegas.”

»“No, tío…”, me dijo. “Yo soy un dibujante chico. Colega le dicen los dibujantes grandes a otros dibujantes grandes…” Como diciéndome vos no entendés nada…

Me río.

—Qué pendejo divino… —digo.

—Entonces le pedí permiso a la madre —prosigue Alejandro— y lo llevé. Era todo ojos, el pibe. Mirando las historietas, los dibujos expuestos. Todo serio. Y en eso lo vemos a Solano López, sentado en un stand, firmando autógrafos. Yo ya lo conocía, así que los presenté.

»“Este es Solano López”, le dije al pibe. “Francisco, este es mi sobrino”, le dije a viejo. “Es dibujante.”

»“¡Mucho gusto!”, dijo Solano López, y le estrechó la mano. “Así que sos dibujante… Qué bien… ¿No me hacés un dibujo?” Y le puso una hoja delante.

»“Bueno”, dijo el pibe, y se puso a dibujar.

—¿Y estaba confiado o medio tímido? —pregunto.

—Se notaba que estaba nervioso. Dibujaba muy concentrado. Con la cara pegada a la hoja, atento a cada detalle. Tardó como media hora. Y cuando terminó, se lo dio a Solano, y el viejo miró el dibujo y dijo:

»“¡Muy bueno! Pero acá falta algo.”

»El pibe se lo quedó mirando con cara de sorpresa.

»“¿Qué?”, preguntó.

»“¡La firma!”, dijo Solano. “Un artista tiene que firmar sus trabajos.”

»“Ah…”, dijo el pibe. Y firmó el dibujo. Todo concentrado también.

»“Ahora sí”, dijo el viejo. “¡Qué buen dibujo!”

»Después seguimos recorriendo la exposición.

»“¿Viste lo que dijo Solano López de tu dibujo?”, le pregunté al pibe. “¿Estás contento?”

»“Sí…”, me dijo, pero era como que todavía no caía. Estaba en el aire. Y en eso lo veo venir a Alcatena.

»“Mirá”, le dije al pibe. “Ese que viene allá es Enrique Alcatena. Te lo voy a presentar.”

»“¿Cómo andás, Quique?”, le dije. “Te presento a mi sobrino. Es dibujante.”

»Te digo que preparado no podría haber salido mejor. Alcatena le da la mano y le dice:

»“¡Mucho gusto! ¡Ya nos volveremos a cruzar, colega!”

Me río.

—¡Qué bueno!… —digo.

—El pibe se quedó de una pieza —dice Alejandro—. No entendía nada.

»“¿Viste?”, le dije cuando Alcatena se fue. “¡Te dijo colega!”

»Y me miró. “¡Sí, me dijo colega!”, me contestó. Pero como diciendo ¡se equivocó!

»Días después, cuando la volví a ver, mi hermana se reía.

»“¡¿Me querés decir adónde llevaste a mi hijo?!”, me preguntó. “¡Volvió como loco! ¡Está todo el día hablando de Fantabaires! ¡Que Quique no sé cuánto, que Solano no sé qué! ¡Piensa tanto en eso que a la noche no puede dormir!”

11 comentarios:

  1. que linda anécdota , me trajo lindos recuerdos de fantabaires

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  2. No sé bien cómo llegué acá pero amo las historias de niños e historietas :)

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  3. Fantabaires, que épocas...
    Y todavía tengo guardado por algún lado el dibujo del cascarudo que me hizo Solano Lopez, pero no fue en Fantabaires sinó en la ExpoComic (la primera de Ivrea), donde teníamos un stand de fanzines con mi hermano y unos amigos! Grandes recuerdos!

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  4. José Gabriel: Me alegro.

    Bell: ¡Bienvenida a Carne con Alambre! Me alegro de que te haya gustado lo que leíste.
    Saludos y gracias por pasar.

    Nachox: ¡Ey! ¡No sabía que hacías un fanzine! Contame cuál era el nombre de la publiciación, tal vez nos hayamos cruzado en algún evento.
    Abrazo y gracias por pasar.

    Alma vacía: ¡Wow!

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  5. ¿y ese niño ahora dibuja o quedó todo en la nada?

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  6. Que grosos los adultos, por que darle atención a los chicos es darle felicidad ... con poco

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