viernes, 6 de mayo de 2011

LA MARSOPA

   Era éste un niño muy destructivo, de esos que disfrutan martirizando insectos y asesinando pajaritos.
    Jugando al gallito ciego había arrancado los ojos a todo un gallinero.
    Jugando al quemado había incinerado a un compañerito de escuela.
   Jugando a la casita robada había tomado de rehenes a una familia de vecinos, con los cuales, más tarde, jugó al ahorcado… y todos perdieron.
  Era un niño tan dañino que se le había metido en la cabeza la idea de matarle un camello a los Reyes Magos.
   Diluyó raticida en el jarrito con agua que su hermana había preparado para los tres animales y esperó. Toda la noche. Con los ojos abiertos como platos. Excitado. Tenso. Sudoroso.
   Cuál sería su decepción por la mañana al descubrir, desplomado sobre la alfombra del living, el cadáver de una marsopa.

2 comentarios:

  1. hey! ¿quien no mato a un gato de un piedrazo alguna vez,,,,ese;no es hombre.
    pd-por no hablar de los gatos ke le pagas y no vienen,es para matarlos.

    progreso??no es verdad!!!! ito sam.googlea,

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  2. ¡¡¡Yo nunca!!!
    Nunca maté un gato.
    Nunca pagué a un gato que no vino.
    No aclararé si pagué al gato y vino, o si NO pagué al gato y NO vino.
    Como dicen los mahometanos: Si Mahoma pagó y el gato no va a Mahoma... las dos lavan la cara.
    ¡Gracias por pasar!

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