miércoles, 25 de mayo de 2011

HISTORIA DE MI PENE (Parte 8)

   A los veinte años, decidí hacerme cargo del asunto. No es que hubiese dejado de sentir miedo, sino que la frustración comenzó a pesar cada vez más en el otro plato de la balanza. Otra vez dos fuerzas antagónicas, como en el consultorio del Doctor Ropero diez años antes.
  Aunque sea difícil de creer, desde aquel episodio no había vuelto a intentar tirar el prepucio hacia atrás. De modo que desconocía cuál era exactamente el estado actual de la situación. A simple vista, me daba cuenta de que estando el pene erecto era imposible retirar el prepucio. Pero no sabía si podría hacerlo estando el pene flácido. Así que el primer paso fue probar esto último.
   Me senté en el inodoro por si me bajaba la presión, que de hecho fue lo que sucedió. Sólo pude liberar la mitad del glande.
  No sé si me daba más miedo la intervención quirúrgica o hablar del tema con alguien. En mi desesperación, para intentar evitar ambas cosas, se me ocurrió una idea.
   Película pornográfica. Cuando la tengo blanda, tiro el prepucio hasta la mitad. Miro las imágenes, me pongo al palo. El glande, creciendo, fuerza y estira el prepucio.
    Sí, eso dolió.
     No iba a poder solucionar el problema de ese modo.

2 comentarios:

  1. ¿Mi comentario de que me gustan las abuelas, no es suficiente? jajaja.

    ¿Pensabas solucionar el problema con pornografía? Chiste. Qué bajón eso de no poder hablarlo con alguien. Yo pensaría primero en resolver eso, y luego pensar en la cirugía... pero eso lo haría yo. ¿Qué hiciste vos?

    Muchas veces soñé que soñaba. La entrada que subí, da a entender eso no? Lo que quise decir fue que estaba soñando algo tan lindo, (algo que creí que no pasaría nunca)y estaba tan segura que era real, pero desperté para darme cuenta que solo estaba soñando. Todo el día estuve insoportable a raíz de haber tenido ese sueño. Estaba con una luna! diría mi abuela.

    Paso la próxima! un abrazo.

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  2. Soy: Sí, en realidad, tu comentario de que te gustan las abuelas es suficiente.

    Pensaba solucionar el problema forzando dolorosamente mi anatomía. No chiste.

    Sí, el primer paso fue hablar con alguien. Luego, la cirugía, que postearé la próxima semana. Último capítulo y la otra un epílogo. Y basta, por el momento, de mi pene. Le está quitando protagonismo al resto de mi cuerpo. Y de mi personalidad, claro. O ACASO PIENSAN QUE UN HOMBRE ES SÓLO SU PENE. Conozco algunos que sí. No es mi caso. Así que después empiezo con otra cosa.
    Bienvenida la semana que viene si querés presenciar la intervención quirúrgica.

    Respecto a tu entrada, dudé si era un sueño dentro de un sueño o, justamente, un sueño bonito interrumpido por el maldito despertador. De esos, frustrantes, también he tenido varios durante mi vida de soñante.
    El resto de los que te comentaron entendió bien, fue cosa mía.

    ¡Te espero la próxima! ¡Abrazo!

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