viernes, 16 de septiembre de 2011

GENTE EXTRAÑA: GRACIELA M

   Mi primera relación sexual, Doctor Ventura, la tuve con Graciela M.
   Yo tenía veintiún años. Pasé toda mi adolescencia creído de que antes de esa edad, hacerlo era ilegal.
   Si recién llegás a este blog, visitante, he de advertirte que lo anterior es un chiste. Y, obviamente, no has entendido la referencia al Doctor Ventura. Si querés saber quién es el citado doctor y por qué tardé tanto en tener mi primera relación sexual, vas a tener que leer la historia de mi pene.
   Si no querés saberlo, no.
   Bueno… ¿En qué estábamos?
   Gente extraña que he conocido, primera relación sexual…
   Ah, sí: Graciela M.
   Yo tenía veintiún años. Graciela M me duplicaba la edad y un poco más. No supe su edad exacta hasta un día en que se fue a hacer las compras y le agarré el documento de la cartera.
   Graciela M. La M podría ser de Madre. De Madre de un amigo, para ser más exactos. De Madre de Claudio G, el muchacho que me presentó a los pibes de Martelli, para ser más exactos aún. El que soñó con mi espalda.
   La primera vez que Graciela M me tiró los galgos, la rechacé. Me preguntó si no quería tener algo más íntimo con ella y le contesté que no. Ella se puso a llorar. La historia es más larga que esto que expongo y lo que expondré; pero para narrarla bien, tendría que escribir una pequeña novela —tal vez algún día lo haga—. Por ahora conformémonos con esto.
   Graciela M no me desagradaba. Tampoco me gustaba. Era una mujer atractiva y jovial, que había llegado bien a la edad que tenía; pero sencillamente no daba, no era mi tipo. El motivo de mi rechazo era ese; no era nada que tuviera que ver con que su hijo fuera mi amigo. Es más, me fui haciendo amante de la madre y amigo del hijo prácticamente al mismo tiempo. A ambos los conocí a través del que en aquel entonces era mi cuñado: Ulises M. Graciela M era la madre y Claudio G era el hermano.
   La segunda vez, Graciela M la hizo mejor: no preguntó nada, directamente me besó. Sorteó el filtro mental, fue directo al cuerpo. Y el cuerpo dijo sí. Y así comenzó una relación tortuosa, con idas y venidas, rupturas y regresos, manipulaciones de su parte, que duró escasos pero intensos seis meses.
   Esta es la señora que me empujó a tener mi primera relación sexual antes de pasados los tres meses de la operación de mi fimosis, Doctor Ventura, cuando mi pene aún parecía masticado por un pit bull. En medio de un franeleo especialmente acalorado, Doctor, ella no aguantó más y le dio un puñetazo a la pared, con los nudillos. «Ploc», sonó, y saltó un poco de la pintura. Graciela M hacía taekwondo y era una mujer impulsiva que podía llegar a ser violenta. Era de Tauro, pero me juego a que el ascendente lo tenía en Aries. Se tapó la cara con las manos y respiró profundo para intentar bajar un cambio.
   Sólo la puntita, me pidió, para ver cómo se siente. Accedí. No sé si por puras ganas o si inconscientemente temía que el próximo puñetazo viniese dirigido al centro de mi cara.
   Después, pidió un poquito más, y un poquito más, y otro, y ella se movía despacito y bueno… Pasó lo que tenía que pasar, como suele decirse. A mí mismo me sorprendió estar acabando. El órgano terminó entero, Doctor Ventura, con el mismo aspecto espantoso que al comienzo.
   Es la primera vez que escucho el asunto de sólo la puntita en este sentido y no, como es más habitual, propuesto por señor grande a jovencita. Todos estaremos de acuerdo, supongo, a esta altura del partido, en mayor o menor medida, en que yo también soy gente extraña que he conocido. Tal vez no al extremo de los engendros que estoy exponiendo en esta sección del blog. Pero bueno, está eso de que Dios los cría…
   Cada vez que rompíamos, que yo intentaba alejarme de ella, Graciela M me manejaba con la culpa, con llantos, fingiendo desmayos o intentos de suicidio, o le pedía información mía a su hijo, Claudio G. También acostumbraba darle detalles a él sobre nuestras relaciones sexuales, entre mate y mate.
   —Tu amigo es un chancho: no sabés lo que me hizo anoche.
   Por Dios, que esto va un poco más allá de ser una madre de alambre: es una madre perversa de alambre.
   Graciela M vivía en San Martín, en un departamento de dos ambientes. En uno habitaban los seres humanos. En el otro, los animales: de doce a quince gatos y un perro que siempre estaba atado a la pata de una mesa.
   La mesa sólo era utilizada para eso: para atar al perro a una de las patas. Un perro mestizo y grande. Del tamaño de un pointer o un weimaraner. No se podía comer en ese ambiente porque los gatos eran bastante salvajes y se lanzaban sobre uno por los cuatro costados para arrebatarle los alimentos. Cuando uno entraba con comida al departamento, casi literalmente tenía que correr hacia la habitación para evitar el ataque de los gatos, que no estaban  muy bien alimentados que digamos.
   Los gatos cagaban y meaban por doquier, así que se imaginan cómo apestaba ese lugar. Cachilo, el perro, no: sólo cagaba y meaba las dos o tres veces por semana que Graciela M se acordaba de sacarlo para que lo hiciera. Apenas terminaba de hacer sus necesidades, Graciela M lo volvía a subir al departamento y lo ataba a la misma pata de la mesa. Ese animal debía ser la reencarnación de Atila o Mussolini; si no, tanto sufrimiento no se entiende.
   El lugar no tenía agua corriente, no recuerdo por qué. Cada tanto, sobre todo cuando venía su visita especial —yo—, Graciela M subía a la terraza, bajaba con un balde de agua y limpiaba los pisos. Pero los gatos no tardaban en cagar todo de nuevo, con una mierda de consistencia diarreosa —supongo que por la mala alimentación—. Incluso el baño, porque la puerta estaba rota por la parte de abajo.
   Recuerdo que había una gata, siempre la misma, muy bonita ella, a la que le gustaba subirse al inodoro cada vez que yo iba a mear. Yo trataba de esquivarla, pero siempre se las arreglaba para que le meara la cabeza.
   Sobre gustos no hay nada escrito. He sabido de cosas peores.
   A raíz de que yo estaba interesado, en aquel entonces, en el tema de la reencarnación (nunca creyendo ni dejando de creer en el asunto —soy demasiado escéptico como para negar la posibilidad de nada, como decía Aldous Huxley—, sólo curioseando), Graciela M comenzó a comprarme libros sobre el tema y a inventarse unos sueños protagonizados por quienes, según ella, habíamos sido nosotros en vidas pasadas.
   En todos había algún obstáculo que impedía que consumáramos nuestra relación.
   En uno yo era un noble que vivía en un palacio y que solía mirarla desde mi ventana mientras ella, una pobre campesina, lavaba la ropa en un arroyo.
   En otro ella era una noble viajando en un barco y yo un esclavo remero de aspecto aindiado.
   Un día me llamó al trabajo para decirme que había tenido un ataque de agorafobia y que no había podido salir del baño hasta que, de casualidad, había caído por el departamento su hijo, Ulises M, mi ex-cuñado. Y que, entonces, ella había percibido que Ulises M había sido su escudero en una vida anterior.
   Yo pienso que ella no creía todas estas estupideces. Mi teoría es que ella pensaba que yo creía realmente en estos temas y que con toda esa sanata podía convencerme de que lo nuestro era un amor de siglos, cada vez que yo quería cortar la relación; cuando siempre fui franco y claro —de un principio hasta el final—, y siempre le dije que no la amaba.
   Ella decía que yo la amaba, pero que me lo negaba a mí mismo.
   Bueno, lo último que supe de Graciela M fue que —diez años después— tiene fotos mías pegadas en una especie de altar en el que enciende velas y en el que tiene también un mechón de mi cabello —que nunca supe cómo obtuvo—.
   No sé si me cortó el mechón mientras yo dormía o si fue juntando pelo por pelo de la almohada cada vez que me iba.
   Tétrico.
   Quisiera decir que vuelvo locas a las mujeres. 
   Esta mujer estaba loca desde antes de que yo la conociera. 

18 comentarios:

  1. Ja!
    No sé quién me da más miedo de los dos eh?

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  2. Eh qué te pasa con las taurinas? Mirá que acá tenés una con ascendente en Acuario, y con Acuario no se jode.
    Qué gráfica la parte de los gatos, muy... agradable. Mi tía tenía un ovejero alemán atado en el fondo de su casa todo el tiempo, nunca lo soltaban pobrecito. Igual en ese entonces todavía no habíamos hecho la separación entre su fondo y el de mi casa, así que eso complicaba más las cosas. Hasta que un día se murió envenenado. Agarró una rata que había ingerido veneno y chau viejo Jack.
    Por suerte ahora están separados nuestros patios ("por suerte" lo digo por los dueños de las mascotas del otro lado, no por los animalitos en sí).

    Salga de reventón este finde, birthday boy! Después me cuenta cómo estuvo.
    ¡Besos!

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  3. Ah, apasionante la historia de tu pene.

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  4. No me gustó para nada Graciela M.
    Que viva con tantos gatos (el olor que supone eso)
    que haya maltratado tanto a ese pobre perrito...
    no le deja bien parada.
    A pesar de todo eso, parece que fue una buena amante al menos para vos. Pq te bancaste todo eso!!!En fin, creo que la vida a veces no nos deja otro que tomar lo que está a mano?
    Espero que tus otros encuentros sexuales hayan tenido otro devenir. :)
    Ssludos Guilleeeeeeeeeee! buen fin de semana

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  5. la reencarnación de Atila o Mussolini!!! muy bueno! tanto como lo de : dios los cria....ja! pero me dijiste que ya no te topas con esa clase de personajes..pero noseee heee! abrasso!

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  6. La frase "hasta se hizo tatuar un dibujo que le regalé" la podrías haber metido en cualquier párrafo.
    Yo no hubiera podido soportar lo de los gatos.

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  7. Tremendo lo del santuario con tu foto y tu mechón! acordate eso que dicen de las brujas.. que las hay las hay y por la historia que contaste.. yo, no dudaría..

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  8. Fijate la cantidad de elementos pregnantes que hacen de esta historia sea hipnótica para el lector:
    1- el perro atado y los gatos sueltos
    2- el puñetazo orgásmico en la pared
    3- las reencarnaciones
    4- el altar con velas y tu mechón de pelo
    5- debut sexual con miembro dañado
    6- la posibilidad latente de que tu amigo te fajara en cualquier momento

    Cualquier guionista mediopelo hace una telenovela de 6 meses con esta historia.
    Mis mejores alabanzas para esta entrada.

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  9. Uuuuuuuuuh si te tengo que contar de mis sueños, te puedo escribir un libro! Hubo una época que soñaba que me rayaba con alambres de púa todo el cuerpo._. También suelo soñar que salgo a matar o que me quieren matar. Soñé dos veces con Jack Sparrow y también cuando llego del boliche mi mente reproduce todo lo que pasé en la noche, aunque lo cambio por lo que me hubiese gustado que pase, estos efectos del alcohol a veces no están buenos... Y sobre la historia de esta veterana, yo pensé que era obsesionada, pero esta mina me sobrepasó!

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  10. Obtuvo mi atención cuando comenzó a hablar de un pene masticado. Que loco eso.

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  11. Cherrie Boom: Sí, terrible Graciela...

    Gabriela: ¡Epa! Bueno, ya hablamos de esto. No seas dura con el joven timorato y acomplejado que yo era.

    Gabba: ¡No me pasa nada con LAS taurinas! ¡Esta es UNA taurina! No soy de los que andan discriminando a la gente por los signos del zodíaco...
    Con Acuario no se jode... Jejeje.
    Si te pareció muy "agradable" y gráfica la parte de los gatos es porque tenés mucha imaginación y alma de cineasta, y "viste" los soretes desparramados por el piso.
    Pobre viejo Jack... Conocí al menos dos perros más que vivían en condiciones parecidas. Pero ninguno al esxtremo de Cachilo.
    Gracias por los lindos deseos de cumpleaños. La pasé bien. Nada de reventón. Asado con amigos. Medio vaso de cerveza.
    Besos y gracias por pasar.

    Gabba II: ¿Viste?

    Karina: Bueno, te cuento que no sé si ha leído esto o qué; pero Graciela M acaba de enviarme una solicitud de amistad en Facebook... Obvio que no pienso admitirla. Si querés, te paso el dato y lo charlas con ella.
    Claro que fue una buena amante. Y fue quien "me inició" en las artes amatorias. Jajaja.
    "... creo que la vida a veces no nos deja otro que tomar lo que está a mano?"
    Algo así. Las cosas se dieron, y yo tenía sed de afecto físico. Y me sentía muy solo. Y todo era muy nuevo para mí.
    Mis otros encuentros sexuales fueron superiores. Sí, sí, sí. :)
    Abrazo y gracias por pasar.
    Un gusto siempre leerte.

    Israel: En realidad, sí, me sigo topando con algunos personajes así. Pero ninguno llega al extremo de estos. Al menos, no por el momento.
    ¡Abrazo y gracias por pasar!

    Señor Potoca: Lo del tatuaje, probablemente tenga post aparte, dentro de un tiempo. Junto con la historia de otros tatuajes.
    Yo sí soporte lo de los gatos. Lo que pasa es que vos sos flojo.

    Ariadna: Jajaja. Bueno, te cuento algo: esta mujer había sido umbandista en su juventud.

    Señor Potoca II: Siempre y cuando me menciones en los créditos, podés escribir la telenovela de seis meses y venderla a la productora de Tinelli.
    Y vos sos un guionista de pelo completo, así que hacé lo posible para que nos llenemos de dinero.

    Luz: ¡Contame tus sueños! ¡Dale, dale!
    Alambres de púa rayándote el cuerpo. Salís a matar, te quieren matar. Debés despertar toda transpirada.
    Lo de tus sueños post-boliche es re-interesante.
    Respecto a la obsesión de Graciela M, te cuento lo mismo que a Karina: Graciela me acaba de mandar una solicitud de amistad a Facebook...
    Abrazo y gracias por pasar.

    El pato Bonavides: Tendrías que haberlo visto. Bienvenido. Me tendrás seguido por tu blog.
    Abrazo y gracias por pasar.

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  12. Si no te conociera, pensaría que sos un gran inventor de historias de ficción (refiriéndome sólo a esta entrada, claro). Las imágenes que uno se crea al leer este relato, hacen que me pregunte ¿qué carajo hacías en ese depto repleto de gatos mal alimentados, un perro oprimido y una veterana que sabe artes marciales y arranca pedazos de pared a puñetazos? Me pregunto cómo es que volviste después de la primera vez.
    Lo del altar es realmente INCREÍBLE.

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  13. ¿Qué carajo hacía en ese departamento?
    ¡Coger!

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  14. y si me convierto en Graciela M.?? que hago para salvarme? me da miedo que sea mi futuro...los gatos...la locura...el amor que no es amor..lo prohibido..tauro...

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  15. ¿Sos de Tauro, Violeta?

    Bueno, en principio, para no convertirte en Graciela M, podrías comenzar por castrar a Manuela. Así, el día de mañana no se reproduce. Entonces, si terminás siendo una vieja loca, vas a tener un solo gato y te va a resultar más fácil limpiar los excrementos.
    ¿Qué te parece?

    Saludos y gracias por pasar.
    Bienvenida.

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  16. pero no `puedo...la castración va en contra de mis principios!! creo que es la no castracion que me puede llegar a salvar de no ser graciela m! yo pienso mas, en los otros, en mi, que ella. me sacas el ascendente?

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  17. Bueno, entonces no castres a Manuela y relajate.

    Te puedo sacar el ascendente si me das tu fecha y hora de nacimiento. Pero te advierto que, si algo de cierto hay en esto te la astrología, eso sería como mostrarme tus bombachas.
    También podés sacarlo vos solita en Astro.com, ingresando esos datos.

    Saludos y gracias por pasar.

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