Paisaje desértico. Terreno rojizo. Carretera.
Los desperfectos comienzan a kilómetros de distancia de cualquier lado. Primero un ruido, un traqueteo, como de algo suelto. Después el motor se queja, reprocha el gran esfuerzo que está haciendo. Un esfuerzo enorme; pero, aún así, la velocidad no para de disminuir. Hasta que el auto se detiene. El motor gruñe, el caño de escape tose. Silencio.
Llave. Contacto. El motor: un caballo viejo que relincha. Y muere.
Llave. Nada. El caballo está muerto. Enterate.
Perplejidad. Esto no puede estar pasando.
Llave. Nada, idiota.
Parpadeo. Recuesto la espalda sobre el asiento. Echo la cabeza hacia atrás. Me quedo. Trato de respirar profundo. No puedo. Algo sube desde el estómago. Pasa por el pecho, arde, se detiene en la garganta. Lo detengo en la garganta, con la quijada apretada.
Los labios se retraen, los dientes a la vista. Y eso se escapa, entre los dientes, en forma de aire, de palabra.
—¡Dios!
Arriba no hay Dios. Está el techo de chapa. Caliente.
La yugular late. Las sienes laten.
—¡Dios!
Mis manos, como garras, clavadas en mis muslos. Los nudillos blancos.
—¡Dios!
Tiemblo. La carne dura. Llena de alambre. Siseo. Abro la puerta. Salgo. Doy un portazo. El calor del desierto se traga el ruido.
Lleno los pulmones de aire. Aprieto los puños. No alcanza.
Pateo la puerta. Primero una vez. Después tres veces. El auto no se queja.
Por el momento, es suficiente.
Ahora pensemos.
Pensemos, pensemos, pensemos.
Nada.
Algo baja desde el estómago. Pasa por el sexo, por los muslos, por los pies. Se lo traga la tierra.
Nada.
Camino. Cuatro pasos hacia un lado. Miro a lo lejos. Nada.
Cuatro pasos hacia el otro. Miro a lo lejos. Nada.
Me quedo. Algo grita en alguna parte. Ríe. Aletea.
El pecho cerrado. La sangre en los pies.
Miro hacia delante. Horizonte. No puede ser tan lejos.
Tomo aire. Abro la puerta. Una mano en el volante. Empujo el coche.
Los muslos duros. Cuesta.
Quijada apretada. Nudo en el estómago. El coche avanza.
Un paso, dos pasos, tres pasos.
El corazón: un tambor en los oídos. Es cuestión de agarrarle el ritmo.
Cuatro pasos, cinco pasos, seis pasos.
Los pies resbalan. Los muslos duelen. El estómago que gruñe entre los dientes.
—¡Dios!
A mí no me van a ganar. Clavo los pies en tierra. Retengo el aire. Inclino el cuerpo hacia delante.
El auto ofrece resistencia.
Saco fuerza del estómago. Hay de sobra.
El auto cede.
Siete pasos, ocho pasos, nueve pasos.
Después es fácil. Cada vez más fácil.
Paisaje desértico. Terreno rojizo. Carretera.
Así hasta el taller mecánico.
El viejo me mira.
Señalo el coche. Descubro que no hay coche. Descubro que no estoy señalando. Descubro que no tengo brazos.
El viejo me sigue mirando. Ojos grises. Nariz de buitre.
Sonrío, confundido. Miro hacia atrás.
Paisaje desértico. Terreno rojizo. Carretera.
Reguero de sangre. Un brazo. Una puerta.
Más allá, otro brazo. En alguna parte, un auto.
Algo grita. Ríe. Aletea.
Esto me dio miedo.
ResponderEliminarQuiero analizar tu sueño, pero no puedo, definitivamente tiene un significado para vos que no podes ver. Algún día quizá pueda ayudarte, con mi título de psicóloga de la universidad de la ciudad inexistente, donde regalan títulos a cambio de solo pedirlos. No tenes que dar parciales de mierda, ni nada de esas cosas que me cagan los días.
Ya estoy libre, y con ganas de vomitar a la UBA.
Un abrazo impermeable!
Sí, era más detallado jaja.
ResponderEliminarCochabamba queda en Bolivia. Fui este verano, de mochilera. Mi amigo y yo, habíamos caminado por horas. Cansados fuimos a la plaza. Las plazas en Bolivia son realmente hermosas, muy limpias, muy tranquilas. Pero en esta estaba esta señora malhablada, que le gritaba a un vago que dormía en uno de los bancos. Le gritaba cosas como: "¡Por tu culpa me van a meter en el loquero!" "¡Deberías estar en la prisión, porque le pegas a las mujeres!" "¡ESTAFADOR, MIERDA, ME IGNORAS CUANDO TE HABLO!". El tipo dormía lo más tranquilo. En una de esas le intentó dar una patada (estando para a un metro del vago durmiente) y su zapato terminó aterrizando sobre el tipo. Siguió durmiendo. Estuvimos buen rato en la plaza, una hora casi. La señora nunca dejó de gritar, y el vago nunca dejó de dormir.
Bolivia es bastante lindo. Visite 4 lugares, todos ciudades, por una cuestión de problemas en la ruta y el transporte. El transporte allá es un desastre. Salvo por el tren, donde viajé muy bien. Estuve en Santa Cruz de la Sierra, que no me gustó; Cochabamba, que es un poquito más lindo; Sucre, que es hermoso y Uyuni, que es muy turistico, pero lindo de todas formas.
A mi perro chiquitito chihuahua también le digo Toto. Igual ahora se me da más por decirle chancho, porque es lo que parece. Igual el Toto, es universal para mis mascotas, es un apodo cariñoso. Y estos gatos solo responden al morfi jajaja.
Miedo me dio.
ResponderEliminarAhora voy a tener pesadillas...
Lo voy a hacer, y veré que sale de todo esto.
ResponderEliminarme gustó!
ResponderEliminarcomo será perder los brazos sin sentir dolor?
como será nuestros brazos tirados por ahí?
Soy: No sé si era exactamente miedo lo que pretendía transmitir. Pero bueno, si algo te transmitió el relato, bienvenido sea.
ResponderEliminarTiene algo de alegórico. Bastante.
Respecto al sueño, yo sí le encuentro significado a algunos de los símbolos. Lo de no encontrar a mi padre, por ejemplo. Aunque tal vez sea psicología barata.
Ya se viene el té y el jugo, pues. Acompañados de uns vómitos.
Un abrazo permeable.
Soy II: A mí, cuando maldito blogger me borra un comentario, también me tienta repetirlo pero así nomás, en versión resumida. Pero como soy un virginiano obsesivo, con un Saturno fuerte y jodido en la carta, por lo general repito el mail íntegro, palabras más, palabras menos. Bastante exacto, porque tengo, para algunas cosas, memoria de autista. Agradezco me estés dando, ahora, la versión extendida del relato.
Qué lindo que hayas viajado tanto. Por el norte, como ya me habías contado. Yo un poquito por el sur.
Muy cómico lo de la señora y el vago. Lo del zapato es genial.
Me han dicho que el transporte público en Perú también es un desastre. Con gente viajando sobre los techos y cosas así.
Ya entendí lo del término/apodo Toto. No sos la primera persona que conozco que llama a varias mascotas por el mismo apodo. Una de mis clientas también llama Toto a su perro, que oficialmente se llama Simón. Lamento informarte que no sos la única. Otro día te cuento de nombres de gatos. Los más extraños que he conocido: Mister President (y yo tuve algo que ver con el bautizmo) y Con la Mano.
La gata de mi hermana tiene diez años. Ha tenido cinco, seis, siete nombres. Ninguno le quedó. Sencillamente la llamamos Misha, La gata (LA gata), gatita, gorda, La gorda, hey vos, etc. Pero sobre todo la Misha. El último post de Olarticoncha lo ilustré con su foto, porque para la gata del capítulo me inspiré en ella. Mirala, está re-linda.
Gabriela: Bienvenida. Un gusto tenerte acá. Eres más que bienvenida. Muy lindo tu blog. No sueñes cosas feas. Hacé psicoterapia.
Karina: ¡Me alegro de que te haya gustado el relato! Te puedo contar por experiencia propia lo de los brazos. El dolor se siente, pero retroactivo.
¡Gracias por pasar!
" Algo grita. Ríe. Aletea" ...El niño rubio sigue corriendo tras de tí. ¡No deja de seguirte! De decir que le pintes un cordero. ¡Un cordero!
ResponderEliminarxD
¡Madame, me encantó tu comentario! Pero creo que se me está perdiendo algo... ¿Estás haciendo referencia a alguna película, cuento o novela?
ResponderEliminar¡Sea como sea, me encanta la imagen de un niño rubio persiguiéndome mientras me pide que le pinte un cordero!
Nos imagino a ambos en la carretera del desierto.
Y no paro de correr. Me da un poco de miedo.
¡Gracias por pasar y por tu comentario!
¡Saludos!
Sospecho que Madame hace alusión al principito de Saint Exupery.
ResponderEliminarEstoy disfrutando mucho del blog y quería comentar recién al leerlo completo, pero me pareció que si esperaba iba a olvidar de mencionar esta posible aclaración, e intuyo que a usted como a mi le incomoda no saber, no entender algo.
Ya leí que tiene usted una madre de alambre, un padre débil y un padrastro que mejor perderlo que encontrarlo, que le interesa la astrología, que conoce a gentes de lo más extrañas, lo que sufrió por el problema de fimosis, me reí con su extraño diálogo con el exhibicionista, admiré su habilidad para dibujar aunque la mayor parte de las veces no entienda las alegorías...en fín...el señor Hundred lo recomendó y me alegro de haberle hecho caso.
¡Sí, así es!
EliminarAquí lo que ella me contestó en su momento: «En tu "Tracción a sangre", hablaba del niñito rubio que se aparece en los desiertos cuando se te queda el auto, ese que vive en un planeta muy pequeñito. Lo mencionan en una novela francesa dedicada a Leon Werth cuando era niño. ¡A quién no le daría miedo semejante cosa!»
Aquí lo que yo le contesté: «Dios, el Principito persiguiéndote por el desierto. Sí, da miedo, es verdad.»
¡Gracias por tus comentarios! Me alegro de que te guste lo que escribo. Comentá como gustes, de a tramos o al final del camino, siempre serás bienvenido.
Al exhibicionista me lo volví a encontrar hace quince días, en un baño público. Y otra vez me pidió la hora. Ya me lo he encontrado tantas veces que no me lo creerían si lo escribo. Ni tendría gracia, porque esta vez sólo le dije: «¡Dejame de romper las pelotas, Guillermo!»
Ya andaré por los pagos virtuales del señor Hundred para agradecerle la recomendación.
¡Abrazo y gracias por pasar!
Buenísimo...la manera en que jugas con la elipsis es lo que mantiene en vilo al lector, lo descoloca. Quizás a eso se refieren los que comentaron cuando dijeron que les daba miedo.
ResponderEliminarOh, ¡¿cómo llegaste hasta aquí?! ¡Me alegro de que te haya gustado!
ResponderEliminarBusqué lo que tenías bajo la solapa "cuentos" o "relatos", lo vi de casualidad. Leí ese solamente, me quedaron pendientes los otros dos. La idea era leer las entradas viejas para ir construyendo la historia, no? Además el nombre del blog hace referencia a algo que contaste al principio, aunque todavía no lo entiendo bien. Quizás debería preguntarte porque le pusiste ese nombre...
ResponderEliminarEl cuento está muy bueno, en serio lo digo. Por qué los que comentan dicen que es un sueño? Es así? Creo que literalmente no decís que lo es. Lo veo más bien como un delirio. Me recuerda en algún sentido a la película "Carretera perdida", la viste?
El nombre del blog responde a la sensación general (mental y física) que yo tenía al momento de comenzar con él.
EliminarY el cuento tiene algo de alegórico también. De cierta etapa de mi vida.
El primer comentario que leíste es respuesta a un mensaje que yo dejé en el blog de esa persona. En aquel mensaje, yo le contaba un sueño. Es a aquel sueño al que hace referencia esa persona.
¡No vi "Carretera perdida", pero tengo muchas ganas de verla! Las otras películas que he visto de David Lynch me han gustado mucho.