miércoles, 13 de julio de 2011

DOS SUEÑOS CON ESPALDAS

   Uno mío. Otro ajeno.

   El mío es de cuando tenía unos quince años.
  Estoy en un negocio, en Avenida Maipú, donde solía comprar copias piratas de videojuegos. Papá me está esperando en la puerta, dentro de un auto. En la realidad, papá no tenía auto. Termino de hacer las copias de los juegos y salgo. No encuentro el auto en la puerta. Me angustio.
  Corro por el medio de la avenida, hacia Puente Saavedra, entre los autos, a la misma velocidad que ellos y más rápido aún. Intento reconocer el de papá, pero no lo logro. Sencillamente, he olvidado qué auto era —de qué marca, de qué color—.
   Cuando llego a Puente Saavedra, me doy por vencido. Me detengo y en una esquina me encuentro con una vieja. No recuerdo si tengo algún diálogo con ella, estoy casi seguro de que no. Ella me abraza y me consuela. Me da un beso en la mejilla, me acaricia los hombros, luego se va. La veo alejarse despacio por la calle que bordea la General Paz, como yendo hacia el río. A unos metros se detiene.
   Así se queda unos segundos: quieta, en silencio, de espaldas a mí. Y deja escapar una risa cascada.
   Entonces me doy cuenta de que es el Diablo.
   El Diablo me besó y estoy perdido.

   El segundo es de Claudio G, el muchacho que me presentó a los pibes de Martelli. Lo tuvo en mi casa, cuando yo vivía en Munro. En mi habitación había dos camas. Una había sido la de Leonel M —otro amigo de quien volveré a hablar en algún momento— antes de que él se fuera a vivir con su novia a Banfield. En esa cama dormía Claudio G cuando venía de visita. Y ahí está acostado, tanto en la realidad como en el sueño, porque es uno de esos sueños traicioneros que te hacen creer que estás despierto.
   Claudio G cree estar despierto hasta que se percata de que la luz está encendida. Como recuerda que estaba apagada al momento de dormirnos, deduce que está en un sueño. Intenta levantarse y no lo logra. Está paralizado, pegado a la cama. Concentra toda su voluntad, pero sus músculos no responden. Me mira. Yo estoy acostado de canto, dándole la espalda. Intenta pedirme ayuda. No logra ni abrir la boca.
   Sin voltearme, sin moverme siquiera, le pregunto con voz burlona:
   —¿No te podés mover?

13 comentarios:

  1. Agradecimiento público a la señorita Frestón, por haberme enseñado el bendito asunto de los enlaces.
    Gracias... totales.

    PD: Qué chiste más pelotudo.

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  2. El segundo sueño me perturba muchísimo muchísimo

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  3. A Claudio G también. Espero no haberte perturbado demasiado y que no hayas soñado con mi espalda.
    ¡Gracias por pasar!

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  4. "Intenta levantarse y no lo logra. Está paralizado, pegado a la cama. Concentra toda su voluntad, pero sus músculos no responden. Me mira. Yo estoy acostado de canto, dándole la espalda. Intenta pedirme ayuda. No logra ni abrir la boca."

    Una vez soñé algo así. Muy parecido. El recuerdo vuelve a mí. Voy a escribirlo un día de estos. :)

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  5. ¿Cuándo es "un día de estos"? Someday never comes, cantaban los Creedence Clearwater Revival. ¡Contame ese sueño YA! ¡Lo e-xi-jo!
    ¡Gracias por pasar!

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  6. El segundo sueño me da miedito, che... Mirá que habías sido jodido eh?
    Beso!

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  7. ¡Yo no soy jodido!Si soy un bombón... ¡Yo no era el que le hablaba de espaldas a Claudio G! Era una entidad que me había suplantado.
    ¡Beso!

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  8. Sí, sos un bombón, pero un bombón poseso!
    (decí la verdad, decí que fuiste vos el que lo dejó inmóvil al otro, decíiiiilo!)
    Besos. Muchos.
    Sólo porque escribe lindo.

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  9. ¡No, te digo que ese no era yo! Era un bajo astral. ¿Sabés lo que es eso? Pronto lo explicaré en mi blog.
    ¡Me decís cosas lindas! ¡Me vas a hacer poner colorado y t-t-tartamudear!
    Muchos besos para ti también.

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  10. No sé como terminé acá, digo en este post de los sueños.El segundo sueño también lo tuve,estaba en mi cuarto acostada, había alguien al costado de mi cama que me decía algo y como no entendía le decía que lo mejor sería ir a la cocina, cuando quise levantarme no pude, mi cuerpo no me respondió, quise hablar pero tampoco funcionó, tenía la sensación de que alguien o algo pesado me tenía agarrada, de verdad sentía como si alguien estuviera arriba mio. Fue horrible, realmente hasta que me desperté, estaba en la misma posición que en el sueño, me movi lento, las piernas primero, me sentí mejor cuando supe que era un sueño.
    La cosa es que después averigüe un poco más sobre ese tipo de cosas y se llama PARÁLISIS DEL SUEÑO, y es muy común, al igual que los sueños lúcidos.
    Igual me fui al carajo porque la onda era con las espaldas no?. Cuidate querido!

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  11. No, no te fuiste al carajo, es muy interesante lo que me contás. Ya me puse a investigar sobre el tema en la red. Yo tenía otra conocida que tenía muchas veces sueños de ese tipo. Y ella decía que sentía lo mismo que decís vos: que ALGUIEN la sujetaba. Lo curioso es que, por lo que leo en la red, es muy habitual que en estos casos de parálisis se sueñe con alguien, alguna entidad, que es la que le impide a uno/a moverse.
    ¡Cuidate, piba!
    ¡Abrazo y gracias por pasar!

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  12. Buenas... O es muy normal lo de la parálisis o somos muchos los locos que andamos dando vueltas...
    ¿Querés más locura? Buscá en Google imágenes de la parálisi de sueño y vas a ver un montón de fotos y dibujitos de gente dormida con un duende o monstruo sentado encima...
    Besos :)

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